miércoles, 19 de marzo de 2008

CARTA ABIERTA DE UN “HIJO” A UN “PADRE”

“Papá”: Te escribo porque estoy cansado de esta situación. Vos andás diciendo por todos lados que sos mi “papá”, y a mí todos los demás me cargan porque me dicen que tengo un “papá” demasiado mediocre. Y yo quiero sentirme ORGULLOSO de mi “papá”, pero lamentablemente no puedo.
Y claro “papá”, porque para sentirme ORGULLOSO de ser tu “hijo”, quisiera que por lo menos hagas algunas cosas como las que hice yo.
Yo quiero que mi “papá” dé una vuelta olímpica en un país extranjero delante de 55.000 personas.
Quiero que a mi “papá” lo reciban en Ezeiza y vaya en caravana triunfante hasta su casa.
Quiero que mi “papá” dé la vuelta olímpica en nuestro país y en un estadio como la bombonera. Quiero que mi “papá” también vaya en una caravana espectacular desde ese estadio hasta nuestra casa.
Quiero que El Gráfico, Olé, Clarín, Crónica, Popular, etc. etc., saquen suplementos especiales dedicados a vos, en relación a algún triunfo deportivo.
Quiero ver en TyC Sports, Fox, TN, videos exclusivos para vos por haber ganado algo. Quiero que mi “papá” llore de emoción hasta quedarse sin lágrimas festejando un CAMPEONATO, y no un festejo de barrio efímero.
Quisiera que tu hinchada “papá”, se pueda quedar media hora gritando y festejando bajo la lluvia después de perder un partido 5-0, porque la alegría que tiene no se puede borrar con nada. Y lo más importante “papá”, quisiera que que puedas hacer una fiesta en tu estadio, donde tus jugadores den la vuelta olímpica, haya una banda de rock, fuegos artificiales, rayos laser, fiesta, fiesta, fiesta, y al final todos juntos canten “WE ARE THE CHAMPIONS”, y puedas llorar y llorar y llorar y llorar…. (obvio de alegría).
En síntesis “papá”, quisiera que alguna vez ganes algo IMPORTANTE para que todo el país hable de vos.
Quisiera “papá”, que no festejes ganar partidos de barrios como si ganaras un campeonato, porque eso te hace más chiquitito todavía. Quisiera, para sentirme ORGULLOSO de vos, que no te prepares todo el año para ganar el partido del barrio, sino para cosas más importantes, como lo hizo tu “hijo”. En definitiva, creo que todos tus pingüinitos, querrían perder 10 partidos de barrios 5 a 0, a cambio de ganar algún campeonato (aunque sea de metegol), para tener alguna copa en tu vitrina que luce tan vacía como amarga.
¿Y sabés que pasa “papá”? A mí, como tu “hijo”, no me alcanza para sentirme ORGULLOSO, que sigas diciendo que me ganaste más partidos, que tu gente es mejor, que tu hinchada es más seguidora, que somos amargos, que somos villeros, que la amargura no se cura con campeonatos, que estuvimos en la c, que “gracias a nuestra gloriosa gente”, que ya vamos a ganar algo, etc. etc., ya que te darás cuenta que son cosas que dicen todas las hinchadas de sus rivales.
Yo ““papá””, quiero que vos puedas decir algo concreto y cierto, que no admita reparos: SOMOS CAMPEONES, para poder taparles la boca a todos los que me hablan de que vos sos mediocre. Porque me dicen que en el sur, ¡¡¡¡hasta las vitrinas de Quilmes y Arsenal tienen copas para mostrar!!!! (obviamente además de mi vitrina que tiene dos).
Y al no tener copas ni campeonatos en tu vitrina, me dicen que estás en el nivel de Los Andes, Témperley, Talleres, El Porvenir, etc. ¿Cómo hago para contestarles “papá”? ¿Sigo con que la gente es más seguidora, que la hinchada es bárbara, que esto, que lo otro?
No “papá”, quiero sentirme ORGULLOSO de vos en serio, como estoy seguro que vos estás ORGULLOSO del “hijo” que tenés.
Estoy cansado que me carguen diciendo que “tu “papá” es el único taladro que no da vueltas”. Dale “papá”, por favor te lo pido, estoy cansado que todos los demás me carguen por el ““papá”” mediocre y sin campeonatos que tengo.
HACE ALGO PARA QUE NO ME CARGUEN MAS. ¡¡¡ GANA ALGO ADEMÁS DE PARTIDOS DE BARRIO!!!!!!! NO SEAS TAN MEDIOCRE Y CHIQUITITO.

Un beso grande de tu “hijo”, el bicampeón.

Nos chupa un huevo....

¿Preferís un partido lugareño o ganar dos campeonatos?

Generosos. Como si habláramos de los hombres de Olé bajo el brazo, evidentemente el apelativo le cabe a Lanús.

En el año de los festejos, fuimos más comunistas que el propio Fidel y en una inédita política integradora, le damos posibilidad de alegrías a las minorías que menos tienen. Y si, salvaron el año y algo de orgullo les queda por semejante victoria en la casa del campeón. Felicitaciones. En este rocambolesco partido lugareño, Lanús arrancó mejor pero sín claridad. Banfield en la primera que tuvo facturó. Cvitanich, que jugó un partidazo, desbordó en posición de 11, sacó un centro atrás que se ensució en rebotes y Laso aprovechó.

Con la ventaja, quedó evidenciado lo que era el partido para uno y para otro: Banfield y su necesidad de ganar para salvar el año y tener un reconocimiento por el meritorio tercer puesto logrado en el campeonato pasado (que ganó Lanús) y el Grana que con una sobredosis de agarompas salió a jugar a ver que pasaba. Ramonín había sentenciado “Para nosotros, es un partido más”. Y así lo fue. Queda poco por comentar.

Banfield ganó bien, lo jugó como una final y su gente lo festejó como un campeonato (perdón, desconocen ese tipo de sensaciones. Debería decir, lo festejaron mucho).

Lanús no jugó bien y pareció estar más pensando en el choque del jueves que en el partido que estaba disputando.


En la Esquiu, hasta se llegó a escuchar que para acelerar la liberación de Ingrid Betancourt, Lanús debería interceder en el conflicto y ofrecer a Sigali a cambio. Como en otra sintonía, abstraídos de lo que sucedía, más de 20.000 hinchas seguían agradeciendo por el campeonato del 2 de Diciembre último.

Sín lugar a dudas, nos chupa un huevo.


Por Gastón Cuccaro

martes, 11 de marzo de 2008

0-5 y bue!!! Cada uno festeja lo que puede.

Transcribimos la excelente columna de nuestro amigo Marcelo Calvente escrita en el blog del tren Granate.


Al final, la fiesta no fue completa. O mejor dicho, terminó mal y Banfield nos infligió una derrota histórica y muy dolorosa, la más amplia obtenida en nuestra casa y tal vez es en el resultado adverso e increíblemente abultado, donde podamos encontrar la explicación que la lógica no permite descubrir. Es cierto que con el tiempo desaparecerán los atenuantes y los condicionantes que permitieron a Banfield vencernos con amplitud en Cabrero y Guidi y solo quedará en la estadística la mancha ignominiosa y ofensiva del cinco a cero final, pero es justamente el inusual resultado, la explicación de los diferentes presentes que viven uno y otro. Banfield en crisis, con técnico, dirigentes y jugadores en la mira, una mira ajustada y demasiado exigente por el reciente campeonato que obtuvo Lanús, que convirtió el histórico tercer puesto del taladro en un fracaso. En cambio, los de Cabrero llegaron al compromiso con la cabeza en otra cosa, jaqueados por el desgaste de la competencia internacional a la que accedieron por ser uno de los cuatro mejores equipos argentinos y que el título consagró como el mejor en el último semestre. Del choque entre ambas realidades se desprende la victoria de los de Llop, y de una mala decisión política en cuanto a con que equipo asumir los determinados compromisos por parte del cuerpo técnico granate, se entiende la goleada sufrida ante un rival que pese a ella, presenta un plantel que se ubica claramente un escalón debajo en el nivel futbolístico.

Lanús empezó a perder el rumbo en aquella tarde calurosa de La Paternal en la que Huracán lo derrotó con un gol imposible. Cabrero había presentado un muleto que llegaba sostenido con una gran expectativa, pero el zapatazo fuera de contexto de Alan Sánchez que sorprendió a un Bossio adormecido por el calor, en un partido que se jugó al paso, con protagonistas y público cocinándose a fuego lento, terminó provocando un cambio de timón que al cabo de tres encuentros más, con una victoria y dos derrotas consecutivas incluyendo la de ayer con resultado catastrófico, ameritan una revisión urgente de las decisiones que se han tomado.


En los tres encuentros, sumados a los partidos por Copa Libertadores en el medio, Lanús presentó lo mejor que tenía y jugaron casi siempre los mismos. Así, el equipo fue perdiendo progresivamente su paso ganador, y su juego, el brillo y la efectividad que lo llevaron a la cima del fútbol argentino. En nuestra opinión, ésta decisión es la causa del retroceso que la goleada de ayer llevó al punto crítico. No se fogueó a la camada que espera su oportunidad y se desgastó al primer equipo a tal punto que de no revertir la situación el jueves próximo ante el Deportivo Cuenca en la Fortaleza con una victoria contundente, terminará poniendo en riesgo la supervivencia de Lanús en los dos torneos y su clasificación para la próxima edición de la Copa Sudamericana. El evidente desgaste físico exhibido en los dos últimos compromisos abren un interrogante en cuanto a su futuro si el jueves no logra una victoria que lo encamine a una clasificación que no debería peligrar. De lo que sí estamos convencidos es que por lo menos en lo que resta del mes de marzo, Lanús debería afrontar los encuentros por el Torneo Clausura con un equipo absolutamente alternativo.


La realidad es que la fiesta no fue completa y nos volvimos de la cancha con mucha menos alegría de la imaginada para un partido que desde la última celebración estábamos esperando con ansias. La chapa final quedará en la historia y tal vez sea con este tipo de resultados, con los que Banfield nos sorprende a menudo, que la mística de un clásico desigual continúe viva. Cada tanto nos amargan con una victoria fuera de contexto e inoportuna, que le permite mantener una ventaja de diez partidos ganados más que nosotros y que sin embargo jamás alcanza para equiparar la grandeza que nos distingue en nuestros títulos, en nuestro pasado de gloria y en la conducta intachable de los procedimientos institucionales aplicados a lo largo de nuestra vida deportiva, una materia que nuestro vecino siempre tendrá pendiente porque el futuro se construye paso a paso, pero el pasado es inmodificable.

Hoy festejó Banfield y tal vez con el triunfo inesperado recuperó algo de aire para no tirar todo por la borda. La derrota empañó el fin de fiesta pero no acalló a las miles de voces que gritaron "Dale Campeón" ni enturbió un presente que en pocos días ofrece la revancha en el plano internacional.

La gente del "Taladro" volvió celebrando su día de gloria, caminando junto al paredón hacia su barrio de casa bajas. Lanús levanta la vista para seguir buscando la cumbre futbolística del continente, la Copa Libertadores de América, el torneo reservado para los más grandes equipos de éste lado del mundo.



Por Marcelo Calvente

El Tren Granate